domingo, 28 de noviembre de 2010

Corona de Adviento

Un buen modo de empezar el Adviento, rezando y haciendo algo en familia, es poner una corona de Adviento en casa.


Se trata de una corona de ramas verdes en la que se fijan cuatro velas vistosas. Y cada semana se realiza el rito de encender las velas correspondientes. En casa, la corona se pone sobre la mesilla, o en el centro de la mesa del comedor, o en algún lugar destacado. También se puede poner a los pies de una imagen de la Virgen.

La corona hace memoria de las diversas etapas de la Historia de la Salvación antes de Cristo y es símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78). A la vez, expresa la vigilante espera de la Iglesia que, con lámparas encendidas, aguarda la segunda y gloriosa venida de su Señor, cuando vuelva desde Oriente al final de los tiempos.

El primer domingo de Adviento, antes de comer, o el sábado por la noche, o en cualquier otro momento que resulte adecuado, se enciende una vela de la corona; el segundo dos; el tercero tres; y el cuarto, las cuatro.

Este rito se acompaña de una oración; también se puede cantar un canto y la oración; o la oración, el Padrenuestro y el avemaría. También se puede leer la primera lectura de la misa de aquel domingo.

 ORACIÓN DEL PRIMER DOMINGO
Encendemos, Señor, esta luz,
como aquél que enciende su lámpara
para salir, en la noche,
al encuentro del amigo que ya viene.
En esta primera semana del Adviento
queremos levantarnos para esperarte preparados,
para recibirte con alegría.
Muchas sombras nos envuelven.
Muchos halagos nos adormecen.
Queremos estar despiertos y vigilantes,
porque tú nos traes la luz más clara,
la paz más profunda y la alegría más verdadera.
"Ven, Señor Jesús. Ven, Señor, Jesús! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario